ADVERTENCIA PREVIA: la información contenida en esta Web no sustituye el consejo dado por vía telefónica
Los accidentes con productos de limpieza domésticos representan una de las primeras causas de consultas al Servicio de Información Toxicológica.
Las intoxicaciones se ven sobre todo en niños de corta edad, entre 18 meses y 3 años, debido a la ubicuidad de estos productos y a su accesibilidad para los más pequeños. Otro grupo importante de casos afecta a adultos que ingieren un limpiador tras haber sido trasvasado a envases de bebida, botellas o vasos, que en ocasiones se ingieren en la oscuridad, o que inhalan vapores tóxicos al mezclar lejía con amoníaco o ácidos.
El SIT que actúa como centro antitóxico español, juega un papel fundamental en estas exposiciones puesto que:
Identifica los ingredientes. Hay que tener en cuenta que la composición de los limpiadores cambia a menudo.
En ocasiones las exposiciones son mixtas, a varios productos, y el tratamiento para un caso puede estar contraindicado para otro.
Muchos accidentes son poco importantes por lo que la visita a urgencias o la hospitalización suelen evitarse tras la llamada al SIT. Además la toxicidad aparece pronto por lo que no suele requerirse observación largo tiempo. De este modo se produce un ahorro económico en gastos sanitarios y de tiempo y angustia para las familias.
PRIMEROS AUXILIOS:
Como siempre, prevalece el adagio “hay que tratar al paciente y no al tóxico”. La mayoría de los pacientes no van a necesitar tratamiento. También es muy importante conocer qué medidas están contraindicadas.
Siempre consultar al SIT antes de adoptar cualquiera de las siguientes medidas.
Cuando se produce una ingestión de un producto de limpieza con tensioactivos/agentes espumógenos:
Ingestas escasas: antiespumantes como aceite, una cucharadita, y líquidos como agua o leche, uno o medio vaso ingerido a pequeños sorbos.
Ingestas altas: valoración en urgencias.
No provocar el vómito ni realizar lavado gástrico.
Cuando se produce la ingestión de una lejía:
Cuando se ingiere un cáustico:
Retirar con gasa los restos de la boca, no deglutir. No dar nada por boca.
Podría ser beneficioso dar agua o leche en los primeros minutos sin forzar la ingestión.
No inducir el vómito. Tampoco realizar un lavado gástrico ni dar carbón activado.
No tratar de neutralizar con zumos, bicarbonato, vinagre, etc., porque se producen reacciones exotérmicas -se libera calor-, lo que aumenta el daño.
Si se derrama un cáustico o un irritante sobre la piel:
Retirar ropa, joyas, etc., que actúan como reservorio del producto.
Eliminar las partículas sólidas.
Lavado inmediato con agua durante al menos 20-30 minutos. En ocasiones pueden ser necesarios lavados más prolongados. En el caso de contacto con cáusticos especiales (fluorhídrico, fósforo), de uso profesional, el manejo es más especializado.
No emplear antídotos químicos, es decir, sustancias para “neutralizar” el corrosivo o cáustico, como el zumo de limón, el bicarbonato, etc. porque se producen reacciones exotérmicas que agravan la quemadura.
Evitar la auto-exposición en la persona que esté realizando la descontaminación o lavados. Deberá llevar guantes, mascarillas, gafas, etc. y empleará un chorro de agua a baja presión.
Si se da una salpicadura sobre los ojos:
Retirar las lentillas.
Lavado con agua o suero fisiológico, retrayendo bien el párpado, durante 10-20 minutos o incluso más tiempo en función del producto.
Cubrir los ojos con un apósito estéril y acudir urgencias.
Si se inhalan vapores tóxicos:
Retirar el sujeto de la zona evitando la contaminación secundaria (esto es, la exposición en los rescatadores).
Ventilación y oxigenación. Ambiente húmedo.
Buena hidratación.
Acudir a urgencias (radiografía, tratamiento sintomático).
RECORDAR QUE NO SE DEBEN MEZCLAR PRODUCTOS DE LIMPIEZA COMO LA LEJÍA Y EL AMONÍACO, DESTASCADORES, CLORHÍDRICO, VINAGRE, ETC.
Para conocer las características de toxicidad de los principales limpiadores domésticos, ver fichero adjunto